Narradora
– Villatorao es un pueblo grande donde no todos sus habitantes se conocen
entre sí. Está situado en un valle
espléndido, rodeado de montañas pardas y
que ofrece buenos servicios a la
comunidad.
Los personajes de nuestra historia son todos hijos de Villatorao excepto
uno de ellos, la doctora Barrente (sale
al escenario) que ha venido de la ciudad para impartir sus clases de
preparación al parto. Además de profesora y doctora, es monja en la orden de
las Agustinas Recoletas. Ella prefiere
que la llamen hermana Juana porque le parece que da más cercanía a los demás. (La monja va haciendo algún movimiento como
colocarse bien la toca, revisar su maletín, consultar un libro…etc).
Es inteligente, está claro, pero al mismo tiempo, está dotada de ese halo
inocente que desprenden las personas que se han escondido siempre tras unos
hábitos.
(La hermana
Juana se dirige hasta detrás de su atril.)(Se incita al público a aplaudirle
para que la narradora descanse y hacemos un poco de tiempo)
Matías y Anuska son un matrimonio joven que esperan un bebé y acuden a
las clases como alumnos.(Salen al
escenario en cuanto escuchan su nombre y hacen poses de enfado y reconciliación
continua mientras habla la narradora).
Ella es muy celosa, pero con toda la razón ya que Matías (a partir de aquí la narradora, cada vez que
habla de Matías lo hace en un tono de reproche hacia él, hablando muy despacio,
gesticulando, señalándole con el dedo acusadoramente, etc) es guapísimo pero
un poco picaflor. Ese tipo de seductor imparable al que se le van los ojos, los
pies, las manos… Vamos que se va todo entero en cuanto tiene una mujer bonita
al lado.
Anuska sólo
sabe lo de los ojos. El resto del cuerpo de su marido cree tenerlo controlado
pero no se imagina cuan craso error. (Incita al público a aplaudir de nuevo)
(Matías, mientras se marcha, va dándole palmaditas en las nalgas a su mujer).
Irene y
Malena son una pareja de mujeres homosexuales que deseaban ser madres a toda
costa (salen al escenario y se hacen arrumacos y toqueteos de barriga a Irene).
Para ello, Irene aceptó resignada acostarse con un hombre para recibir su
semilla. Eso sí, abonándole una sustanciosa cantidad por su silencio y,
naturalmente, por la renuncia a cualquier derecho posterior sobre el niño.
El vendedor
de esperma era nada menos que Matías (sale
al escenario de nuevo, sonríe forzadamente a las chicas, al público y a la
narradora y vuelve a su sitio tras el atril) que a nada le hacía ascos. Y
si encima le pagaban…
Malena, mucho
más masculina que su compañera, adora a su pareja y hace honor a ese bello
poema que dice:
“Que ni el viento la toque
porque tiene pena de muerte
el viento
si la toca…”
(Se
marchan tras el atril mientras la narradora incita nuevos aplausos)
Y llega otra alumna: la Juani. (Entra
al escenario, con mucho escote, embarazadísima y despliega besos volados entre
los asistentes, sonrisitas y poses seductoras a pesar de su barriga)
Es una mujer explosiva aunque de una
belleza algo marchita. Todavía conserva una pizca de inocencia y otra de pureza
como ingredientes para su cotidianeidad. A la vez, utiliza un humor pícaro y juguetón para
enfrentarse al mundo. Además de todo esto… es prostituta. O lo fue, pues no
quería saber nada más de este oficio cuando todo esto del embarazo le pilló
desprevenida. Y todo, por darle calorcito a un alma en pena que llegó
suplicando: Matías
(Matías
sale al escenario, saluda temeroso a la narradora, sonría forzosamente al
público y vuelve a su lugar tras el atril).
Y es que la Juani tiene tanto
corazón….
Y ahora, tanta barriga….
(La Juani, con sus poses seductoras se
va tras su atril) Aplausos
Todo andaba
más o menos bien hasta que Fina (entra al
escenario) se quedó embarazada. Ella y Matías (Matías sale al escenario por enésima vez, saluda a la narradora, al
público con su sonrisa forzada y hace mención de irse a su sitio, pero Fina le
agarra con fiereza del brazo para que de
la cara) eran amantes y vivían una apasionada historia de amor… o de lo que
quiera que sea (la narradora se burla).
Aunque Fina sí está enamorada de este D. Juan de pacotilla hasta los
entresijos, es bastante lista y sagaz, mucho más que la pobre Anuska. )Mientras se van Matías va dándole palmadas
en las nalgas del mismo modo que a su mujer) Aplausos.
Pepiño es un
gandul con el que su mujer Joseta (salen
al escenario y Pepiño hace poses de cansado, se apoya en donde puede, etc)
tiene que luchar todos los días para que se levante de la cama.
Al pobre, le
viene justo para llegar hasta el sofá y ubicarse ahí hasta la hora de la
comida, en la que suele hacer un esfuerzo y va hasta la mesa. Joseta es una
sufridora de esta situación y trata, mediante una lluvia de pullas que va
lanzándole, de causar en su marido alguna reacción. Y casi siempre, lo que
escucha, son sus ronquidos. (En este
punto Pepiño ya se ha dormido y Joseta
lo despierta de un zarandeo asustándolo. Se van los dos juntos hacia detrás del
atril).
Y quedo yo,
que soy la narradora, que ni entro ni salgo en este disparate porque la autora
no me ha otorgado un papel en condiciones. Pero…
¡También
tendría mucho que decir! ¿verdad Matías? (la
narradora sale de detrás de su atril con otro barrigón inmenso)
Matías se dispone a salir al escenario
pero a mitad de camino la narradora le detiene con la palma de la mano con
gesto enérgico. Matías, con la cabeza baja, regresa junto a Anuska.
La narradora comienza el:
ACTO I
La doctora
Barrente ha llegado a Villatorao y está preparando su primera clase de
preparación al parto.
Dra.
Barrente – Bueno, ya
está todo listo para mis muchachas. Les diré que pasen y se vayan conociendo.
Así, poco a poco el hielo se irá rompiendo. (Va
hacia la puerta y llama a gritos) – ¡Vamos! Todo el mundo dentro que
empieza la sesión.
Pepiño - ¡Uy, que bien! Si hay más de un
colchón. (Va entrando a la sala)
Joseta – Calla Pepiño, son colchonetas para los
ejercicios
¡si ya sé que
esto para ti va a ser un gran sacrificio!
Matías – Anda, mirad que buenas vistas tiene
esta sala (asomándose a la ventana), está el suelo que resbala,
si parece
preparada para un gran baile de gala. (Se pone a bailotear con La Juani).
Anuska – Menos
bailar Matías, que tú enseguida te
embalas.
Matías
- No te pongas celosa, Anuska, si yo solo te quiero a ti,
cielín (le da un pellizco en tan noble
parte)
La Juani – Sí, si, me parece a mí que tú eres un pillín.
Matías – (Por lo bajo) Juani, por Dios, que me
van a descubrir
La
Juani – ¡Pues anda que no me iba yo a reír! (Con mucho genio).
Matías – No te quejes chatina,
que te di muy buena propina.
La Juani - ¡Siii! Mes a mes sube como la gasolina (se toca la panza)
Matías – Oye-
sorprendido- que ese bombo no es mi culpa,
que tu a mí no me lo inculcas.
La Juani – Pues tú me
dirás, porque yo estaba en el paro
y contigo hice una excepción. Así que…
¡no hay posible confusión!
Anuska – (acercándose)
Y vosotros, ¿qué?
¿Os conocíais ya
o estáis haciendo amistad? (Se separan rápidamente)
Dra. Barrente – Soy la
doctora Barrente
y, además de profesora, soy una
monja eficiente.
Podéis llamarme hermana Juana,
ya que nos veremos dos veces por semana.
Y ahora, vamos a comenzar
que el tiempo se nos va a pasar (Esto último dando dos palmadas).
Irene - ¿Nos
tumbamos en la colchoneta con nuestra pareja? (coge de la mano a Malena)
Dra. Barrente – Sí claro, y
sin quejas;
tu prima que se descalce para no
ponerla vieja.
Malena – (con
voz de marimacha refinada)
No soy su prima, soy su mujer.
Y si esto
espanta a una monja
nos piramos
ya los tres (tocando la barriga de Irene muy ofendida).
Dra. Barrente - ¡Ay
nuestra Sra. de Gracia y Esperanza Coronada!! Pero entonces… ¿el bebé?
Mejor
no quiero saber.
Malena - Ya sabe aquí todo el mundo que pagamos
a un rufián.
Se ofreció voluntario al saber de nuestro
afán.
Queremos
vivir la maternidad con libertad
pero
…si una monja se va a espantar…
Irene - Tranquila Malena, que aquí la hermana
Juana
sabe que todos somos hijos de Dios…
¡hasta
las lesbianas!
Dra. Barrente - ¡Ay Nuestra Sra. de Gracia y Esperanza
Coronada!!
En
fin, solo he venido a hacer
que
la hora del parto os sea más llevadera,
vuestros
pecados
no son cosa de partera.
Fina - Menos mal, hermana Juana, porque lo
mío también es accidental.
Dra. Barrente – No,
si antes de empezar va a haberse que confesar.
Fina – El
padre de mi criatura es un hombre casado.
Dra. Barrente - ¡Ay
Señor! No cabe tanto pecado.
(Cae el telón)
Música: ¿Y cómo es él? ¿En qué lugar se
enamoro de ti?
ACTO II
Los alumnos van llegando a la clase antes que la hermana
Juana. El día anterior, la pobre monja, se había marchado escandalizada por la
situación personal de varias alumnas, y éstas, aprovechan su retraso para
comentarlo y burlarse un poquito de ella.
La Juani – Cuando
se entere la hermana de mi negocio
le da un jamacuco y trae el rosario.
Fina – Y se pone a repartir sus escapularios.
Matías – Pues
estamos aquí pecadores varios.
Anuska - ¿Tú
también pecas, Matías? (con las manos en jarras)
Matías – La
gula… cariño,
caigo en la gula todos los días
La Juani – Come
de todo con maestría (pone una sonrisa muy pícara)
Fina – ¡Come
y te lía!
Y
luego, para mí serán las estrías (se mira el bajo vientre).
Anuska - ¿Qué
vela tienes en este entierro, Fina?
Y
tú Juani mejor calladita… (Y muy digna les da la espalda)
¡Qué
sabréis vosotras de mi marido!
Matías - ¡Estas
qué van a saber de mí, cariño!
Vamos,
que aquí ya esta todo el pescao vendido.
En ese momento llega… ¡Uy! Esperad un instante que ahora
mismo os cuento quien llega. Es que estoy sufriendo una contracción (pone sus
brazos sobre la barriga y se dobla de dolor) ¡Uy, uy! ¡Matías como te odiooo!
Ya, ya parece que se calma, ya. (Se arregla el pelo y se estira la ropa).
Como os decía, en ese momento llega la hermana Juana muy
presurosa.
Dra. Barrente o hermana Juana – Ya vengo, ya.
No
podía aparcar en ningún sitio,
todos
eran pequeños como cogollos
y
he tenido que sortear algún escollo.
El
coche de delante ha sido el más perjudicado,
al
de atrás solo le he hecho un bollo.
Pepiño - ¡Vamos,
que en la autoescuela sería usted un chollo!
Hermana Juana – (Haciéndose la sorda)
¡A
lo que estamos! Hoy os he traído un invento mío. Es un aparato que os enseñará
a relajaros. Solo tenéis que decir la verdad. Si mentís sentiréis una pequeña
descarga que acelerará vuestro corazón.
Se van tumbando todas en las colchonetas.
Joseta - ¿Y
causa mucha sensación?
Hermana Juana – (con voz pausada, sonrisa maternal y juntando las palmas
de las manos como si fuese a rezar)
Mejor
será decir la verdad, Joseta.
Joseta - ¡jolín
con la monja recoleta!
Malena – Estos
eclesiásticos me importan un pimiento ¡hasta para esto hay que cumplir los
mandamientos!
Irene – Pues
calambrazos…igual me llevo doscientos.
Malena – (Hablando en tono basto y vulgar)
No
cari, tú di la verdad y si se escandaliza que no nos dé la paliza.
Fina - A mí me dan miedo las descargas. ¿No
puedo relajarme de otra manera?
Hermana Juana
– ¡Pues vas a ser la primera! Aquí no se
libra ni una futura madre
de pasar por mi invento.
Pepiño
– Pues yo me tumbo un momento.
Joseta -
¡Pepiño! No seas tan holgazán ¡Ay, que
hombre más patán!
La hermana le coloca el artilugio a Fina en el corazón y,
una vez tumbadas todas en el suelo, comienza el interrogatorio.
Hermana Juana
–Veamos… ¿cual es tu nombre?
Fina –
(Con miedo) Mi nombre es… Fina. (Respira
aliviada) ¡Ufff!
Hermana Juana
- ¿Ves? No te pongas tan cansina.
Y… ¿qué edad tienes?
Fina
– (Más confiada y sonriendo) 37 ¡Ay! ¡42, 42! Esto funciona.
Hermana Juana
– Si es que sois muy coquetonas. Y… ¿vives sola?
Fina –
(extrañada) Pues sí, pero…
Hermana Juana
– Es sólo para que te relajes ¡Relax, relax!
¿Vas
a hacer algún viaje?
Fina
– A Aranjuez, el domingo.
Pepiño –
Y yo que me repanchingo.
Joseta
– ¡Mira Pepiño, que así ni me relajo ni nada!
Pepiño -
¿Es que tú no estás cansada?
Joseta
– De verte siempre hacer el vago.
Pepiño –
Te sabe malo todo lo que hago.
Hermana Juana
- ¡Qué bien Fina!
Los
viajes también relajan y… ¿te vas para una semana?
Fina -
¡Qué va! Dos noches y una mañana.
Hermana Juana
- ¡Suficiente!
Fina –
(mosqueada) Suficiente ¿para qué?
Hermana Juana
– Para que lo pases bien y descanses que al bebé le vendrá de maravilla.
Anuska
- ¿Lo ves Matías?
Tú que te ibas a ir solo a Sevilla.
Ya
me estás guardando sitio.
Matías –
(alarmado) ¡No, no! No será ningún beneficio.
Anuska –
La hermana dice que me relajará.
Fina –
Pero Anuska, cielo, también te mareará.
No
creo que debas ir, son muchas horas y el bebé se puede resentir.
Anuska
- ¿Y qué interés tienes tú en que no vaya, Fina?
Mira
que me mosqueo enseguida.
Tú
a Aranjuez, Matías a Sevilla…
espero que no se crucen vuestros caminos
en un hotel de carretera.
Fina –
(Temerosa de que Anuska descubra el plan)
¡Eso
ni lo pienses siquiera!
No creerás que el hombre casado
que
me ha dejado en estado de buena esperanza
(¡menuda
buena esperanza!)
es
Matías… ¿verdad corazón? ¡Ay!( descarga del aparato)
Anuska
- ¡Y lo cuelgo de un pezón!
Hermana Juana
– Chicas, chicas, no os alborotéis. El próximo día le toca el turno a Joseta de
relajarse con mi máquina de la verdad.
Joseta
– (con ironía) ¡Y mientras Pepiño se irá a descansar!
(Cae el
telón.)
Música:
ACTO III
Narradora - Y ahora os seguiría narrando lo que
acontece pero necesito tiempo muerto. Hoy tengo unos mareos… (Mira a Matías con
cara de asco) ¡Demonio de guaperas! Tendré que ir luego por la farmacia, no me
queda otra.
Bueno, os cuento que en la siguiente clase se encuentran
todas y todos excepto Fina, que no aparece y los demás se preocupan por ella.
Hermana Juana - ¿Sabéis
algo de Fina? ¿Es que ha alargado su estancia en Aranjuez?
Malena – Por
lo menos, por lo menos… ¡diez!
Hermana Juana - ¿diez
días?
Malena - ¡Diez
minutos de retraso que llevamos por su tardanza!
Y
mi señora (señala a Irene con las dos manos) no puede más con la
panza.
Llega Fina presurosa, corriendo con su barriguita arriba
y abajo y toda alterada visiblemente.
Fina - ¡Que
me han robado! Se han llevado todo, ¡todo!
El
vídeo, la tele, el ordenador, un dinero que tenía para comprar la cuna…
(Mirando a sus compañeras) ¿No decís nada ninguna?
Irene – Pero
¿cómo ha sido?
La Juani - ¿Has
sufrido algún daño?
Fina – No,
pero tanto relajarme y este susto va a durarme todo un año.
Hermana Juana – Lo importante es que estés bien.
Lo demás son solo bienes materiales que se
pueden reemplazar.
Fina – Sí,
hermana, pero es volver a empezar.
Hermana Juana – No
le des más vueltas, Fina, no hacemos nada con llorar por las esquinas.
Se van colocando cada una en su lugar dándole apretones
en el brazo y palmaditas de ánimo a Fina. Se tumban en el suelo y las parejas
en la cabecera.
Joseta - ¡Venga!
Que hoy me toca a mí enchufarme al artilugio (la hermana le distribuye los
cables del aparato alrededor del corazón)
Hermana Juana – Deja
tu mente en blanco, sin pensamientos sucios.
Dime, ¿cuál es tu nombre?
Joseta – Josefa
Morales Facundo
Pepiño – Y
yo me tumbo un segundo
Joseta - ¡Vagueando,
que es gerundio!
Hermana Juana - ¡Relax,
relax!
¿Cuánto
tiempo hace que no vais de excursión a merendar al campo?
Joseta – 3
años por lo menos ¡ay!, 5 ¡ay!, 7… (Suspira aliviada)
¡Ufff!
Pues eso: 7 años
Hermana Juana – Os
recomiendo una a la fuente de los tres caños.
Y
si no os satisface siempre quedarán los baños.
Pepiño - ¿Los
balnearios?
Eso sí son vacaciones: masajes, saunas,
chocolaterapia, aguas termales…
Hermana Juana – Se
curan todos los males.
Joseta – Menos
la vagancia, hermana,
que
éste tiene muy mala gana.
Hermana Juana - ¡Quién
sabe, Joseta!
Yo que tú prepararía las maletas.
Pepiño - ¡Fin
de semana termal!
¡Que vida me voy a dar!
Joseta – ¡Y
al bebé no le irá nada mal!
Pero
prométeme, Pepiño, que daremos algún paseo.
Pepiño – (negando con las manos y la cabeza)
Yo
de allí…no sé si me meneo.
Irene – Pepiño
se quedará en los brazos de Morfeo. (Ríen todos)
(Cae
el telón)
Música: Nos vemos en el camino (Sueño de
Morfeo)
ACTO IV
Narradora - A la semana siguiente están todos
haciendo los ejercicios en la clase. Las alumnas que tienen pareja son ayudadas
por ellas. Joseta y Pepiño continúan en el balneario y han faltado a esta
clase. Y yo, aunque nadie me dirija la palabra, que parece que no me vean
(contrariada), haré los ejercicios igual que el resto, que también me lo
merezco… ¡porque yo lo valgo!
música de relajación
Hermana Juana – Subimos
un pie en el aire y lo giramos suavemente, tres veces a la izquierda y tres hacia
la derecha.
Descansamos y ya está la tabla hecha.
Irene – Y
¿a quién le va a dar hoy las descargas en el corazón, hermana?
Malena - Mi mujer mejor mañana,
déle el puesto a la fulana (señala a la
Juani)
La Juani - ¡Más
respeto! (muy digna, saca pecho).
Soy
cortesana.
Malena - ¡Anda quéee!
Hermana Juana –
Había pensado que Juani fuese hoy la protagonista.
La Juani – Como si fuera una artista y tuviera que actuar en
una revista (con una sonrisa melancólica).
Hermana Juana - Pues venga, que yo ya estoy lista.
La Juani se sienta en el diván que usan para tal fin y la
hermana le coloca los cables, igual que en anteriores ocasiones ha hecho a sus
compañeras.
Hermana Juana – Comencemos,
a ver… ¿Cuál es tu plato favorito?
La Juani – Huevos
fritos con bonito.
(No hay descarga y La Juani hace el gesto de la victoria)
Malena – ¡Esta come de todo por unos euros! (riendo
jocosamente)
La Juani - ¡Cada
una se defiende en sus feudos!
(Juani comienza a lloriquear y se limpia
las lágrimas con un pañuelo que saca del canalillo).
Fina – Vamos
a llevarnos bien, que lo que importa ahora es que todas vamos a ser madres… algunas
solteras.
Hermana Juana – Y
debéis disfrutar de esta dulce espera.
A ver Juani, ¿estás nerviosa?
La Juani – Estoy
más bien sosa (lloriqueando todavía).
En estos últimos días me he puesto muy melosa,
he tenido pesadillas y lloro continuamente
si me dicen cualquier cosa,
Hermana Juana - ¿Y tienes familia o amigos a los que puedas acudir?
La
Juani - ¿Familia? ¿Amigos? No sabría donde ir.
Matías
– Oye Juani, puedes venir a casa unos días…
Anuska se queda sola por
mis viajes de negocios y os haréis
compañía.
Anuska
– Y haremos que en vez de llorar, rías.
La
Juani - ¿No te molestaré?
Anuska
– Para mí será un placer.
La
Juani – Te recompensaré Anuska,
(Levanta la palma de la mano como si estuviese haciendo un juramento
solemne y sonríe)
¡Palabra de pelantrusca!
Todos ríen y dan palmaditas en la
espalda a La Juani, incluida Malena,
para reconfortarla. Todos menos la hermana Juana, que está mosqueada y se
pellizca la barbilla sin soltarla).
Malena
– Me he pasado catorce pueblos, ¿verdad? (dirigiéndose a Irene)
Irene
– Catorce pueblos y una ciudad
Hermana
Juana – Ya me he perdido (también se dirige a Irene)…
¿es que Juani es una..? ¿Trabaja en…?
Irene
– Sí, hermana, tiene el oficio más antiguo del
mundo
Hermana
Juana - ¡Yo me derrumbo!
¡Ay Nuestra Sra. De
Gracia y Esperanza Coronada!
¡Ay, que empiezo a estar
mareada!
Irene
– La vida es así, está usted muy anticuada.
Hermana
Juana – ¡Aquí acabamos todas condenadas!
(Cae
el telón)
Música:
Escándalo de Raphael
ACTO V
Narradora - Me está apeteciendo una almendra
garrapiñada con locura. Es como un ansia que no puedo controlar. ¡Menudo
antojo! ¡Y precisamente ahora… aquí, en plena obra! (Al público) ¿No llevarán
ustedes alguna almendra garrapiñada en el bolsillo, así que les sobre? Nada,
¿no? Pues me toco el culo, por si acaso.
¡Ya narro, ya, que veo que los actores se me
impacientan! Si no narro yo no va a hacerlo nadie… menudo papel me habéis dejado… el de narradora (con guasa).
Después de la estancia en el
balneario Joseta y Pepiño llegan a clase con muy mala cara. Asimismo, a la
Juani se le ve igual de disgustada. Fina entra por la puerta saludando y se
acerca a sus compañeros. Los demás aún no han llegado.
La Juani - ¿Y decís que
también os han robado
aprovechando
vuestra ausencia?
Pepiño - ¡Todo! Dinero,
televisión, ordenador, TDT…
¡si tendrán mala conciencia!
La Juani – También lo
poco que yo tenía
se ha esfumado en solo un día.
Joseta – Esto es muy
raro, chicos.
Primero se va Fina, dejando su casa sola y entran a
robarle.
Y ahora, a nosotros tres que hemos faltado,
también nos
han desplumado.
Pepiño – Todo es muy
sospechoso.
Fina – Sí, pero el
ladrón…es un patoso
Joseta - ¿Qué
quieres decir?
Fina - ¡Que nos
vamos a reír!
Pepiño - ¿Es que sabes quién ha sido el chorizín?
Fina
– En mi alfombra he encontrado
un escapulario de San
Agustín.
Joseta
- ¡¿La hermana Juana?!
Pepiño
- ¡¿La doctora Barrente?!
Fina
– La que nos tira de a lengua de modo muy
elocuente.
Joseta
– Claro, ha usado la máquina de la verdad para
sus fines y se nos ha llevado hasta los calcetines.
Pepiño
- ¡Tendrá cuento!
Fina
- ¡Hay que darle un escarmiento!
Joseta
– Yo quiero pillarla con las manos en la masa.
Este fin de semana que se vayan “las tortis”
de casa
y a ver qué pasa.
En ese momento van entrando el resto de los alumnos a la clase, incluida
la hermana Juana.
Hermana
Juana – Buenas tardes a todos.
Como la espalda se carga mucho en los
embarazos debido al aumento de peso, hoy haremos una tabla para descansarla
como primer punto.
Pepiño
- ¡Ah! Pues a esto yo también me apunto.
Joseta
– Está bien, hoy la haremos juntos.
Hermana
Juana - ¿Veis? Os ha sentado bien el balneario.
Es un tranquilo escenario
y te olvidas de la vida de
diario.
Joseta
– (Al público) Y aprovecha la monja
para llevarse hasta el canario.
Hermana
Juana - En fin, vamos a hacer los ejercicios;
haced todo lo que yo
haga.
Pepiño
– (Al público también) Pues si hago lo que ella haga…
¡me vuelvo mal perzolaga!
Hacen la tabla de ejercicios (yo también, por supuesto) con la espalda
recta y flexionándola poco a poco, mientras mantienen la conversación.
Fina
– Oye Irene, el viernes que viene
hay concentración gay en
Sitges
¿Tienes pensado ir con
Malena?
Irene
– (negando con la cabeza) Es una pena
pero tendré que quedarme haciendo la cena.
Hermana
Juana – No seas tonta, nena.
Sitges no está lejos y, si tú eres feliz, el
bebé también lo estará.
Irene
- ¿Cree usted que no me perjudicará?
Hermana Juana – ¡Que va!
Malena – Decidido
entonces,
nos vamos el viernes. (Y para reparar el error
cometido unos días antes se dirige a la Juani)
¡Qué, Juani! ¿Te animas y te vienes?
La Juani – Me
pones en un apuro…
Hermana Juana – Entonces…
¿os vais seguro?
La Juani - ¡Seguro,
seguro!
A la salida de clase
Joseta, Pepiño, Fina y la Juani se acercan a Irene y Malena para contarles su
descubrimiento.
Malena - ¿Y dices que no podemos ir a Sitges?
Fina – Queremos poner una pequeña trampa a
la hermana,
que
parece muy humana
pero esconde mil tesoros bajo sus faldas de
lana.
Malena
- ¡¿La monja?!
La Juani – Viene con mucha lisonjaaaa…
Pepiño -
Y absorbe todo como una esponja
Irene – ¡Vaya chasco! ¡No hay
concentración!
Joseta – Tranquila Irene, ¡si aquí lo vamos
a pasar cañón!
Fina -
Matías y Anuska se han ido sin saber nada de nuestras pesquisas.
Joseta – Es que siempre van con prisas.
Pepiño -
¡Pues no podemos perder más tiempo!
Hay que prepararlo todo con mucho
tiento.
La Juani
- ¡Me estoy quedando sin aliento! ¡Ay que nervios!
¿Vamos
a hacer de policías?
Fina -
Mejor sería avisar a Matías
Joseta
- Si siempre está de ruta (negando
con la cabeza).
Además,
¿no vamos a poder nosotros con esa… (Suspiro)
monja?
Irene – Con ésta y con tres más como ella,
que
yo soy rápida como una centella.
Pepiño – Y yooo…peleón como un león
La Juani
– Y yooo… persistente como una serpiente
¡¡¡pero
me pongo a temblar como un flan!!!
Fina – Y yooo…
Pepiño - ¡Bueno, basta ya! ¡Vamos a trazar
un plan!
Joseta - ¡Vamos, vamos! Que Pepiño se me ha
despertado de improviso (con guasa)
Malena – Entonces, ¿todo sucederá en mi
piso?
Fina - ¡Y sin previo aviso!
Malena - ¡Oye, ella se lo quiso!
Irene - ¡Ay, qué emoción!
Joseta - ¿Nos pedirá perdón?
La Juani
- ¡Ay, que locura!
Fina - ¿Estaremos a la altura?
Malena – Sólo si nos mantenemos unidos, como
en una especie de clan
Pepiño - ¡Venga! ¡Vamos al plan!
La Juani
– Me da pena que Anuska se lo vaya perder
Malena – ¡Ya se lo contaremos después!
(Cae
el telón)
Música: Misión imposible
ACTO VI
El escenario ha cambiado. Y llegados a este punto ya no
quiero saber nada. Que se apañen ellos que ya comenté al principio que yo ni
entro ni salgo en este disparate. Total, yo solo soy la…
Todos
- ¡¡NARRADORAAAA!!
Narradora - ¡Ya narro, ya narro!
Aparece una salita
que es la de la casa de Irene y Malena. La hermana Juana entra, con una media
encima de la toca… (mira que conjuntada, también ésta) después de forzar la
cerradura de la puerta con suma facilidad. Pepiño y Malena se hallan escondidos
detrás de un mueble.
Música: Pink Panther durante 30 segundos
Hermana Juana – Lo
primero es encontrar el lugar
donde guardan el dinero (mira en varios
cajones).
A
ver… ¡bien! He encontrado un billetero.
La hermana saca un
montón de billetes y se tumba en un sofá cubriéndose con ellos muy sonriente.
Saca el móvil y habla con alguien.
Hermana Juana – Ya
tengo el dinero.
Ahora,
acerca la furgoneta que te voy sacando por la ventana todo lo demás.
Comienza a cargar el ordenador, acercándose con él a la
ventana y entonces aparecen Malena y Pepiño en escena saliendo de su escondite.
Pepiño – ¡Detente
monja agustina recoleta!
Malena - ¡De
mi casa no te llevas ni una peseta!
Hermana Juana – Chicos…
(Se quita la media de la cabeza), esto
es un error…yo pasaba por aquí…
Irene y Fina entran a la sala dándole con una porra a
Matías
Irene – Mirad
quien estaba en la furgoneta.
Fina - ¡Trae
la porra! (le coge la porra a Irene) ¡déjame que le meta!
Matías – Dejadme…
¡la hermana me convenció!
Hermana Juana - ¿Cómo?
¡Fuiste tú quién me lió!
Fina – Menos mal que no ha venido Anuska. Cuando se entere se te va a caer el
pelo.
Matías - ¡Me
tenía controlado con sus celos!
Fina - A mí también me has mentido.
Por
eso volviste un día antes de Aranjuez,
para robarme a mi también.
Matías – ¿No
veis que me manaban los hijos?
Tenía que hacer algún arcijo.
Hermana Juana - ¡Eso
a mí no me lo dijo!
A
ver, suéltalo todo de una vez.
Matías – Tendré
uno con mi mujer.
Luego está Fina, que era mi amante
pero se complicó todo en un instante.
Se
quedó embarazada
y eso… no es ninguna tontada.
Después, con el fin de conseguir un dinerillo
para ella,
recurrí a la petición de Irene y Malena,
aún
sabiendo que iba ya por los trillizos.
Fina - ¡Hala!
¡Tú a la brava, a lo castizo!
Matías - ¿Te
di o no te di el dinero?
Fina – Sí
claro, si tu eres muy sincero (con sorna).
Pero
después me limpiaste bien el monedero.
Matías – Y
queda lo de la Juani.
Tanto pensar en lo que me estaba deparando el
destino,
con tanto juego libertino
y tanto hijo en el camino…
que
me sobrevino una depresión.
La Juani – Sí,
sí, vamos… ibas llorando de rincón en rincón.
Matías – Juani,
no dirás que no estaba desesperado
cuando
acudí a ti.
Estabas rehabilitándote de esta vida ruin
y
me costó convencerte.
Tuve
que ofrecerte una gran cantidad.
La Juani – Que
implicando a la hermana quisiste recuperar (le acusa con el dedo).
Hermana Juana – ¡Hasta
el hábito de Agustina iba a colgar!
No
sé como lo logró pero me enamoró.
La Juani – Es
tan guapo y zalamero…
Hermana Juana – Por
él daba el mundo entero.
Pepiño – Pues
del convento a la cárcel
tampoco
va a notar mucha diferencia, hermana.
Hermana Juana - ¿No
me vais a perdonar?
¡Una
también es humana!
Y
me engañó como a una rana.
Matías – Es
cierto.
El
día que me enteré de que la Juani
también
esperaba un hijo mío,
tracé un plan para escapar.
Fina – No
esperabas que te fueran a atrapar.
Matías – Pues
no, así que vi a la hermana tan simplona,
sin experiencia…
Hermana Juana – Y
tú tienes tanta eficiencia… (Con un pañuelo se seca las lágrimas)
Matías – Que
le hablé del hambre, de los niños pobres, de las víctimas de torturas…
Hermana Juana – Si
es que hablaba mejor que los curas (sigue con el pañuelo).
Matías – Y
se ablandó como fruta madura.
Malena - ¡Pero
que cara más dura!
Joseta – ¡Tú
lo que eres es un canalla!
Matías – Dejad
que la hermana se vaya.
Solo
yo soy culpable de esta historia tan grotesca.
Fina - ¡Y
bien salpicada de picaresca!
La Juani – Vas
a tener cuatro churumbeles
y
la pobre Anuska durmiéndose en los laureles.
Matías – El
de Irene no cuenta.
Solo entregué la semilla.
Irene – No,
no. No quiero ni una papilla.
Nosotras
nos encargaremos de que nunca le falte una costilla.
La Juani – El
peor plato se lo va a llevar tu mujer.
Matías – Si
me dejáis escapar nunca lo tendrá que saber.
Malena – Claro,
claro; eso es lo que pensamos hacer (con mucha guasa).
(CAE EL
TELÓN)
Música: Perdóname del Dúo Dinámico
ACTO VII
Están todos reunidos en el mismo escenario anterior.
Música: música para bebés Mozart o
Beethoven durante 20 segundos mientras hablamos.
Ya tienen a sus
bebés en los capacitos, (la menda incluida) y la hermana Juana luce una hermosa
barriga de embarazada.
Fina - ¡Cinco
meses! Ya han pasado cinco meses
desde que Matías desapareció de
nuestras vidas.
Hermana Juana - ¡Y
yo con esta barriga!
Anuska – No
es una barriga, es un bebé:
lo
mejor que se puede tener.
Esto (coge a su niño del capazo)
arregla un alma rota.
Hermana Juana – Anuska,
¿no estás enfadada con nosotras?
Anuska - ¡Claro
que no!
La Juani – Si
somos todas vecinas… (Tímidamente).
Anuska – ¡Y
me habéis quitado un peso de encima!
Hermana Juana – Yo
tuve que dejar a mis Agustinas.
Malena – Un
efecto secundario por ser tan fina (acusándola).
Fina – Lo
mejor fue la manera de librarnos del gallina.
Pepiño – Yo,
por si acaso, sólo con mi Joseta,
que
aunque grita no me aplica esas recetas.
Joseta – Si
por no esforzarte mucho,
no
ligas ni con un chucho.
Anuska – No te quejes, Pepiño es un buen
marido.
Fina – En
verdad… yo es lo único que pido.
Anuska – Espero
que mi Matías esté pasando un buen día (se ríen todas).
Hermana Juana – Hemos
sido muy malvadas.
Mandarlo
de eunuco a un harén… ¡es muy fuerte!
Anuska - ¡Aún
ha tenido suerte!
Ahora
ya no hará más hijos, se le cortó la coleta
(hace el gesto de cortar con los dedos de modo agresivo)
Pepiño – Yo
a ti te quiero ¡eh, Joseta!
Joseta – Y
yo a ti… más que a las pesetas.
Y…
¿quién conocía al jeque, rey de las dunas?
La Juani – (levanta
la mano) ¡Contactos
que tiene una!
Me
debían un favor
y
ahora he cobrado del modo mejor.
Se
llevaron a Matías
por
recibir mi calor en noches muy frías (se hace la interesante).
Anuska – ¡Pero
la idea fue mía!
Fina – Fuiste
la que salió peor parada.
Pero con nosotras no te faltará de nada.
Anuska – Ahora
disfruto de una vida diferente.
Con él sufría por celos,
con
mi hijo solo miro hacia el frente.
Irene – Lo
importante es la amistad y aquí tienes la mía
y la de Malena.
Malena – Y
Matías que cumpla así su condena.
Anuska – Casi,
casi…me da pena (y reponiéndose)
¡Pero
se me va en un plis!
Chicas, chicas, ¿habéis pensado…
…por
donde hará pis?
Se ríen alborotadas mientras se dan todas las manos
formando un círculo.
(CAE EL
TELÓN)
FIN