miércoles, 7 de marzo de 2018

El río de la edad que me fluye






El río de la edad que me fluye

avanza exquisito

entre mansedumbres de piel.

Ahora,

 pretende pertinaz

el roce breve de un escrúpulo

en erosión intermitente,

un desgaste lento que me inste a palidecer.

Discurre anárquico

por el irracional cauce de mi hipocampo

hasta ocultarse ladino y diestro

 en un meandro de designio.

Nadie detiene su fuerza

ni se inspira con su tonada.

Nadie se atreve a mirar

el inmenso brío de su inundación.

El río de la edad que me fluye

llena de ensueños mi caudal

y, en ansiedad inmortal,

sitúa su quera en mis orillas más hambrientas.

 

M/M