lunes, 27 de junio de 2016

Háblame




Háblame de tu éxodo, 
de cómo te fuiste, solo y sin advertirme,
después del amanecer.
Cuéntame cómo cruzaste a ese orbe
de luz enamorado,
cómo las hojas decían tu nombre en el trayecto
y encelaban mi corazón.
Dime si los sueños se cumplen,
si seguimos dilatando las horas,
o las esencias,
si todos somos, en verdad, incombustibles
o estamos hechos de brumas fugaces 
sin control, sin nitrógenos
ni otro tipo de química alterna.
Pon en mí tus ingénitos conocimientos,
que reposen, que se fundan
con la alquimia de la tierra por siempre.
Vérsame, ilústrame,
y permanece en mi penumbra
hasta que mi estancia en este contemporáneo siglo
toque a su fin.

M/M