El disparate febril
se prodiga a sus anchas por mis venas
e impetuosamente, me transforma
en acróbata del aire que inspiro.
Todo arde,
siento temblar imágenes
a través del cristal de calor
que en columna transparente se eleva.
Y dejo que se desmaye mi espíritu
rindiéndome
ante la presión de mi lógica.
Todo gira
como rueda veloz que mis ojos no
controlan
en una línea recta que funde colores,
que diluye formas,
que fusiona energías…
Y caigo,
caigo sin remedio y apaciblemente,
caigo herida de sueño y muerte,
soltando la espada que tanto pesa
caigo hasta el cielo.
El disparate febril
se prodiga a sus anchas por mis venas.