viernes, 6 de noviembre de 2015

La caja negra de mis versos



Si me estrello
buscad en la caja negra de mis versos
hasta hallar el motivo
de la aparatosa caída.
Si me estrello
entre chatarras de huesos,
carburos de sangre,
fuego y estruendos de alma
solo quedará una luna interior
dividida
como mis labios,
como tu ausencia,
como las horas rotas
que hace que te espero.
Tal vez,
solo tal vez,
me perdí sin combustible
y no conseguí
realizar la maniobra perfecta.

M/M


miércoles, 14 de octubre de 2015

TODO




El disparate febril
se prodiga a sus anchas por mis venas
e impetuosamente, me transforma
en acróbata del aire que inspiro.
Todo arde,
siento temblar imágenes
a través del cristal de calor
que en columna transparente se eleva.
Y dejo que se desmaye mi espíritu
rindiéndome
ante la presión de mi lógica.
Todo gira
como rueda veloz que mis ojos no controlan
en una línea recta que funde colores,
que diluye formas,
que fusiona energías…
Y caigo,
caigo sin remedio y apaciblemente,
caigo herida de sueño y muerte,
 soltando la espada que tanto pesa
caigo hasta el cielo.
El disparate febril
se prodiga a sus anchas por mis venas.

viernes, 18 de septiembre de 2015

En el reino del vacío






                                                                                         
Sentada en el canto de un misterio,
sujetando vísceras ciegas
en este momento de sinrazón
descubro la luz difusa de mis intrínsecos manglares.
En el severo claroscuro de la mente,
                                         de una clarividencia trémula de azar,                                        
me hallo con la sonrisa tendida hacia ti
y alargo el báculo sagrado
 con la única meta de alcanzarte.
A hurtadillas, tímida,
me revelo mujer en cualquier instante,
en cualquier universo tardío
y acabo, como ya es costumbre,
anclada al hábito de tus inertes apéndices..
Mis susurros se pierden definitivos
en la amplitud de tus frecuencias
y en ese gas denso, trabado,
 que brota inverosímil de tu pecho
mientras respiras nada en el reino del vacío. 

M/M



viernes, 17 de julio de 2015

Entre sábanas y crepúsculos



Me estalla en la frontera límbica
la pasión de tus ojos negros.
El pericardio, loco,
incendiado como yesca irracional
va aturdiendo mi raída cognición.
Y tus manos, insistiendo en arrancarme
los restos de un soterrado candor,
arrojan lujurias sin nombre
hasta mi vientre pagano.
Columpio, sobre tu aliento de hombre dulce,
mis venas más osadas
que, instintivas, fluctúan libres.
Y mientras hoy conquisto tu noche,
mi savia exaltada se torna susurro
rendida a tu narcótico tacto.
Sin remedio, voy cayendo invertebrada,
medusa cristalina,
en un lascivo estado de liquidez,
presa de tus labios húmedos,
de la curva violenta de tu espalda,
de este nirvana carnal
emplazado entre sábanas y crepúsculos.
M/M


jueves, 28 de mayo de 2015

Te has ido despacio





Hoy no estás en mí,
hasta el polvo de tus alas convulsas
se ha ausentado.
Te has ido despacio,
con el ronroneo mimoso de la pereza
en tus purpurinas
y dejas en mi piel la fiebre férrea
que tus apegos encienden.
No existe desahogo posible
para esta ansiedad de gata encelada
que sobre mi vientre avanza.
Huelo un río de erótica sangre
fluyendo hacia la fina línea
que separa el clímax de un océano
de aquella ceguera absurda
 que ayer truncó nuestras horas.

M/M

viernes, 27 de marzo de 2015

Fernando Sarría





Contemplar es derivar hacia dentro el mundo...
me muevo en este silencio que trae el viento
-- soy como una nube o un pájaro --
que me deja la sed de los días fríos,
los que reservamos en el calendario con una cruz roja 
y que son una soga tensada donde permaneces exhausto,
agotado pero todavía vivo...

f.

Un gesto a Fernando Sarría por dedicar una semana a mis humildes versos en su: 


lunes, 23 de marzo de 2015





Háblame de tu éxodo,
de cómo te fuiste, solo y sin advertirme,
después del amanecer.
Cuéntame cómo cruzaste a ese orbe
 de luz enamorado,
cómo las hojas decían tu nombre en el trayecto
y encelaban mi corazón.
Dime si los sueños se cumplen,
si seguimos dilatando las horas,
o las esencias,
si todos somos, en verdad, incombustibles
o estamos hechos de brumas fugaces
sin control, sin nitrógenos
ni otro tipo de química alterna.
Pon en mí tus ingénitos conocimientos,
que reposen, que se fundan
con la alquimia de la tierra por siempre.
Vérsame, ilústrame,
y permanece en mi penumbra
hasta que mi estancia en este contemporáneo siglo
toque a su fin.
M/M

  

domingo, 8 de marzo de 2015





Enmudezco.
Detengo los vientos que empujan mis lindes
y aminoro la marcha de tan estériles latidos.
Voy a ralentí,
observando expectante
el desarrollo púrpura y gastado de mis aurículas.
En esta deliberada hemiplejía del órgano padre,
sin células madre que me ayuden a avanzar,
abro los ojos, las manos, las puertas
y gimo lejos de los demás.
En mis sollozos se acaba la noche,
despierta la hierba joven, tierna,
lanzando una tregua a mi laxitud
y sigo la línea de mis labios negros,
deformados de letargo
hasta que llega, lenta,
la primera palabra
con toda la sangre atrasada bombeándome.

M/M


domingo, 15 de febrero de 2015

Para incitarla a florecer




Me río ahora
de aquella niña virgen, esquiva
y aprendiz de compañera
que, en la cuneta del tiempo,
quedó soterrada.
Me río de la idiotez de pensamientos,
de los díscolos nervios que soportaba
al mirar hacia otros,
de su falta de expresión.
Y cuando contemplo, retroactivamente,
la tortura basal a la que se sometía
sigo carcajeando sin parar
 por sus crueles autojuicios
siempre condenatorios.
Me río de la simpleza absoluta,
de la escama vehemente
-psoriasis de su alma translúcida-,
y de los besos que dejó sin besar.
También de los pecados me río,
de las impúdicas conductas,
del imberbe sueño
 de amor y gloria que fraguó.
Me río, sobre todo,
para incitarla a florecer
porque a pesar de los años vividos
continúa en traumática comunión consigo misma,
sin despegar. 




Dedicado en especial a la clase de Informática de Educación de Adultos de Calatorao. 


sábado, 7 de febrero de 2015



Y todos los besos de amor están en tus labios muertos,
así como en tu extinta mirada
se hallan todas mis ansiedades.
Y todos los números,
y los pájaros,
y los sueños,
en ese último latido
que colmó de pérfida lírica los días.
Y los resquicios del alma,
los rotos del hambre,
las miserias y las lunas vacías,
se van chocando, impertinentes,
dibujando el rostro verde de la tarde.
Y todos los carmines en tu boca,
y mi lengua traspasando el humo de tu estómago,
y tu hálito vivo en mi arcaico diario.
Y todos los besos de amor,
todos,
paseando en playas calladas, desiertas,
en islas ausentes de existencia,
en náufragos y fantasmas buques
                                           que pierden su forma en la noche      
atrapados por un océano de pródiga memoria. 
M/M