Escribir hoy
es como llenar el blanco de un futuro
de negro vómito desestructurado.
Es como expulsar
pedazos de hígado
en cirrosis malévola de sueños.
Mejor callar mi pluma,
mejor que la escarcha
se instale en el buzón
de mi pétreo correo.
Mejor no pensar, ni sentir,
ni remover, ni inquietarse.
Mejor callar mi pluma, cuajada de espantos.
Mejor callar mi pluma
y beber, por un tiempo,
de los ríos subterráneos del clasicismo
-eternos hados misericordes-
Queridos amigos, me despido por un tiempo por asuntos personales. No ocurre nada concreto, es tan solo un descanso en una época de demasiado movimiento en mi vida.
Vuelvo enseguida...