Si vienes
luego…, al atardecer,
meceré mi
cuerpo para ti
desatando en el
aire
insurrectos y
pecaminosos versos.
Te mostraré la
flor de mi piel,
tibia, inundada
de amor,
con los poros
abiertos en frenética espera.
Si vienes luego
abrazaré tu
aroma a noche
y a sábana
ciega;
mis labios te invitarán
entreabiertos
al desfile de
besos en fuga
que, a través
de años vacíos
y absurdos
errores, escaparon.
Tu ven,
que si vienes
luego,
perlada de sal
e incandescencia
bulliré etérea,
mimosa, inesperada,
entre tus
muslos atónitos.
Si vienes
te daré sueños para sentirme,
armas para
tomarme,
luz para
prender cada rincón de mi deseo.
Si vienes
no habrá silencios;
desde mi cama
agitada
romperemos la
luna en aullido enajenado.
Seremos lobos
pintando
círculos de amor y de carne
al mirarnos a
los ojos ávidos.
Si vienes
luego…
Merche Marín