Te espero esta noche
en la lumbre de mi lecho
agitando
rubores y flamas,
satén de sábanas,
y el visual oleaje de mis labios.
Huele a caricias este aire
viciado de piel,
de inflamados versos sin leyenda,
de neolítico instinto,
si dióxidos de amor carbónico
gimen placeres cuando me rozas.
Porque tiene mi vientre
el hueco exacto de tu huella,
nube dactilar
que excita mis cándidas lunas
en pecado concebidas.
Y con ese insólito embrujo
de fuegos y de aromas,
en el enclave de una mañana,
podrá llegar la aurora untada de tus ojos.
Y bucearemos, yuxtapuestos,
por la nívea pócima de tu deleite.
en la lumbre de mi lecho
agitando
rubores y flamas,
satén de sábanas,
y el visual oleaje de mis labios.
Huele a caricias este aire
viciado de piel,
de inflamados versos sin leyenda,
de neolítico instinto,
si dióxidos de amor carbónico
gimen placeres cuando me rozas.
Porque tiene mi vientre
el hueco exacto de tu huella,
nube dactilar
que excita mis cándidas lunas
en pecado concebidas.
Y con ese insólito embrujo
de fuegos y de aromas,
en el enclave de una mañana,
podrá llegar la aurora untada de tus ojos.
Y bucearemos, yuxtapuestos,
por la nívea pócima de tu deleite.
M/M