Por eso me he muerto,
Por la rémora hallada al respirar tu aire,
Al oler tu perfume en la noche cerrada
Y en el abierto del día.
Por eso estoy en la esfera del querer continuo
En la permanencia de un sentido abrumado por tu arrojo
Mientras una rosa cose sus pétalos a tus versos.
Por eso me he muerto,
Para yacer contigo, sonámbulo siempre,
Y ver como lloras por mi sólido cuerpo.
Él se fue y yo emergí imperecederamente.
Nunca me hallé tan cerca de ti como ahora,
Ahora que he muerto
Y vago por las cuatro esquinas de tu cama.
Te crees sola
Y no intuyes lo cercano de mis labios
Aunque no me sueñes,
Incluso cuando no me sueñas.
Voy recogiendo tus lágrimas,
Sé que me pertenecen; me empapo de ellas
Y, como espíritu mojado,
Riego mi humedad en tus manos,
Escurro el agua de tu dolor
En el estanque de las reflexiones.
Por eso me he muerto,
Porque, como el cauce sereno de tu vena,
Quiero permanecer con tus latidos
Hasta que una aurora piadosa
Deje que nos deshagamos
Volatizando la ansiedad de nuestras almas
Que, a oscuras, moraron tantos años.
Preciosa, me ha enternecido. Me da gusto poder leer lo que tu escribes. Es una poesía que me ha llegado al alma. un beso. Osve.
ResponderEliminarGracias Osve,espero que sigas leyéndome. Intentaré poner una cada día. Mil besicos para ti y tu familia, guapa!!
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