Buceo en interminables océanos, insondables,
En océanos negros sin fondo
Que nunca se agotan, inhabitables bosques abisales.
Choco, reboto entre bultos que palpan sigilosos
Mi vientre,
Y el erizo de mi nuca se despierta.
No hay nadie que sujete mi escafandra,
Nadie que me ice al oxígeno de este orbe
Y en espiral perversa que domeña mi mente
Buceo, buceo sin ver, sin saber.
Me diluyo en la sal del mar,
Líquida hembra perdiéndose entre corales azabaches,
En ondulación de cuerpo desnudo.
Solo hay noche y ya soy noche.
La ceguera lleva mi nombre;
Pavor y quietud;
Horror y mezquino invierno
Dentro de mi escafandra.
Naufragio de mí misma.
Sin comentarios solo desearte buenas noches
ResponderEliminarbesicos
Un besico, Alfredo. Ya nos vemos.
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