¿Qué va cayendo de arriba,
de donde el verde es un disparate impertérrito,
de donde la tiniebla permanece íntegra,
abultada de gas,
de donde los laberintos son fantasía errante de los astros,
de donde no existe el cierzo, ni el dulce vino de tu boca,
ni el agua del manantial de versos
que lima el callo maltrecho de un alma arisca?
Van cayendo horas, estruendos de horas,
Limosnas de horas
Que recogemos en nuestro sombrero agradecido.
Van cayendo huellas
Van cayendo efebos de alma ya catada por los dioses.
Rancia existencia
Que se agita convulsa en el papel de un mapamundi
Sin encontrar respuestas ni recursos para el desánimo.
¿Qué se precipita pues, de un símbolo o de un paréntesis de espacio?
¿El ser o la nada?
Un cielo desabotonado, ingrávido por los sueños;
La cornisa o muro de contención de unas invisibles palabras;
El más allá, que va regando la noche y el día;
La muerte;
Y la preñez de otro espíritu entre tantos pasajes,
Entre tanta limosna de horas
Que nadie heredará en este pasacintas de realidad.
Todo se derrama de arriba hacia abajo
Y nosotros, sin embargo,
Seguimos fieles al dogma de que un día, sin gravedad,
Nos elevaremos.
No hay nada que permanezca más en la tierra
Que la muerte;
Está llena de incontables cadáveres la tierra.
Y ya por siempre habrá más muertos que vivos.
Está la plaza sombría;
ResponderEliminarmuere el día.
Infinito
ResponderEliminarUn beso dulce
Gracias
Me he puesto un poco macabra...¿no?
ResponderEliminarGracias a vosotros.