¿Quién soy?

En mi ensenada levanto corazones.

Vienen a mí buscando sortilegios,

Esperanzados por el calor que, a sus recios pechos,

Insuflo si me pretenden.

Soy carro de fuego en la oscuridad de la noche,

Almidón para su flaccidez más estrepitosa;

Soy cariño para escondidas soledades

Y poesía, siempre poesía.

Calmo la sed de los dioses errantes

Y las penas en todas las perdidas criaturas.

Salgo de la tierra,

De las manos de un loco enamorado,

De la fruta criada entre hojas pandereta y retorcidos pámpanos.

Me envanezco en la cantina,

Entre brillos bermellón y sabores amaderados.

Me envuelvo de vidrio y en cada cosecha,

En cada plenilunio anaranjado,

Provoco la sonrisa

De todo hacedor de sueños que se precie.