Voltea la vida –asunto imparable-
Mis arrestos.
Atravieso cavilosa la maraña de lemas,
De éticos y poéticos principios
Hasta la base misma,
Hasta el núcleo ayer sellado,
De ese corazón engullido por un espectro:
El fantasma, con voz de cielo,
Que me amó desde cada esquina de su ser,
Y de su no ser –ambigua distancia- .
Mi corazón ya flota en su estómago
Por siempre.
me han gustado estos versos de entrada...
ResponderEliminarfeilz semana bonita y ha sido un placer que hayas caido (como tu dices) en mi blog ...gracias y estoy muy contenta devolviendote la visita.
besos
Marina
De dónde vienen las palabras a levantar tu poema ¡de las emociones! De las apetencias y añoranzas. Celebro cómo alzas tu voz y das al lector una oportunidad para la reflexión y -egoístamente- sonreír. Porque hay que celebrar las creaciones, aunque haya un discurso tristón ¡hay que celebrar!
ResponderEliminarUn abrazo.
Marina, a mí también me gustan tus escritos, y recordar tu nombre transparente, y secar tus lágrimas que son ríos que añoran a alguien...
ResponderEliminarTus espigas del alma dan el grano dorado que siempre se espera impaciente.
Un beso.
Celebremos pues, Julio, que las palabras pueden convertirse en emociones. Dispuestas de un modo u otro tienen el poder de hacernos sonreir o entristecernos... las tuyas son palabras que me dejan sin palabras.
ResponderEliminarUn abrazo sincero.
Me gusta, me gusta lo que escribes. Tiene fuerza. Sugiere. Incluso el ritmo, del que te hablaba el otro día, pues aquí lo veo. Me encanta poder leer y que parezca una canción. No me digas las palabrotas que me dices que ya soy muy mayor y queda feo que a estas alturas se me suba el pavo. Mejor seguimos aprendiendo y ya veremos lo que pasa cuando seamos mayores. Un beso
ResponderEliminarBueno... cuando seamos mayores, amigo Antonio, ya nos desquitaremos de todos estos tangos que nos van tocando. Ahora, hay que seguir avanzando despacio, como quien no quiere la cosa y dejando fluir todo lo que quiera continuar fluyendo.
ResponderEliminarAsí es, querida Merche (y dilectísimos igualmente míos Antonio, Marina, Julio...)
ResponderEliminarCuando seamos mayores es la manera más poética de sentir que el tiempo nos pasa solo rozando, hasta envejecer ¡EL MISMO TIEMPO!
Quién dijo sentirse viejo? ¿Quién quién, que no lo siento?
Y suenan por ahí perdidos dos, tres tangos indolentes, Merche.
Besos, PiliBlanco fluyente
Piliblancofluyente...genial, guapa!! Imposible que tu dejes de fluír, aún con tangos y vicisitudes; aún con malos ratos y recuerdos tristes. Tu eres un río, caudaloso, por supuesto.
ResponderEliminarMil besicos.
Exquisito poema, escrito a puro talento, me ha encantado. Un abrazo.
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