Subir la escalera, cumbre arriba
Y saltar, deslizarse al blanco de un abrazo,
Al silencio firme de mi deformidad interna.
Construir con las manos en el aire
Abanicos de turgentes aplausos
Mientras la bondad de su pluma me perfila.
¿Qué instinto seguir?
¿Cual de las dos siluetas me pertenece?
¿Por quien fui tocada, o
Que ángel lleva en su pecho mi nombre?
Y aquí, aterrada de halagos,
Se me deshace el cielo entre los dedos.
Ni el aroma de un jazmín, tierno, recién brotado,
Oso inspirar,
En el temor de que caiga deshojado, inerte,
Al pie de mi ensoñación desconfiada.
Subir la escalera, cumbre arriba…
Por ti,
Inyección intravenosa de linfa trovada.
Por ti, cumbre arriba,
Lanzándome al sol y al seno de esta montaña.
Seguir compartiendo versos,
ResponderEliminardesplegar el alma,
lanzarse al vacío
confíar...
Abrazos.
¡Apuesta, querida poeta, apuesta a tu decir! Mucho tienen que decir tus yo internos, tus autoras, tus poetas ¡déjalas hablar! para deleite de tus lectores.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por haber conocido tus escritos, Julio, doy por bueno el haberme atrevido a compartir todo esto.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti.
Dame las alas de un águila para volar por encima de la montaña…
ResponderEliminarDame la fuerza de un caballo, para poder subirla…..
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Tu tienes la fuerza para hacerlo, y contarnos en esta página tu experiencia.
Árbol, que alegría verte de nuevo. Gracias por tu confianza en mí.
ResponderEliminarUn beso con raíces.
Hola Merche, seguir subiendo es lo que importa
ResponderEliminarbonito poema.
es un grato placer pasar a leerte.
que tengas una feliz semana.
un abrazo.
Hola Ricardo, gracias por tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.