Dormir

Quiero dormir mucho,

dejar que mis párpados casen mis pestañas fatigadas,

descansar mis desvaríos, mis indicios de arrebato.

Quiero plegarme en la arena,

hacer un ovillo con las hebras del sol

y saciarme de él y de quietud.

Quiero colmar el aire de silencio,

y con mis plumas bajo el brazo,

dormir mucho.

Despertar después renacida y diáfana

con el alma de nieve en la boca,

habiendo soñado el cielo pletórico de bosque,

de romero, de rugosa corteza de roble,

de águilas blancas inesperadas.

Dormir…

hasta que mi hombro amanecido se ofrezca

a velar otros sueños.

Dormir…

entre la altitud de un abrazo condensado en mi pecho

y el murmullo incontrolado del cierzo descosiendo los álamos.

Quiero dormir mucho,

regenerar todo lo que el estrago se bebió

para colmar su sed de desquite,

 apagarme en la intransigencia

y volver a conectarme en un mundo nuevo

de dolor mitigado

y causas encontradas.