¿Habrán pasado otras vidas por mi alma?
¿Habrá gozado, llorado, amado, comido,
desvariado, reído, dudado o reflexionado
con un cuerpo diferente?
¿Se habrá extasiado y acobardado ante la belleza?
¿Y ante el sacrificio?
¿Habrá sentido en otras carnes el odio, la envidia y los celos?
El misterio que me ronda se hace liviano
Ante la gran majestad del nuevo sol.
Nunca acabaría porque nunca habría empezado.
Nunca sería yo, porque habría sido antes otro.
Nunca habría nacido porque solo se nace una vez con el alma,
Y si no ha empezado, no hay origen en mi ser.
Y si nunca acaba ¿no hay final?
Hay muchos mares, muchas rocas, muchos desiertos,
Muchos ríos, muchos árboles, muchos pedazos de firmamento
Que, tal vez, yo haya visto sin saberlo.
Hay muchos sueños que tal vez ya haya soñado,
Hay muchas épocas, muchas edades que ya he podido sufrir
Y con las que he podido deleitarme.
Pero no hay recuerdos…
Si no hay recuerdos no hay fundamento,
Menos que en nacer y morir y acabar.
Y no hay aprendizaje, ni experiencia adquirida,
Ni propósitos de enmienda de una vida a otra.
Si un día vuelvo,
Quiero hacerlo sabiendo que es un regreso,
Dando tregua a los errores que no debo cometer,
Leyendo en la aventura de mis vidas pasadas,
De mis lenguajes pasados,
Con el sabor de todos los labios que me besaron en la boca,
Con el amor hacia otros hijos y hacia otras madres aún latiendo,
Con la remembranza de tantas gentes
A las que habré tenido el honor de conocer,
Con el esplendor de volver a ser un niño
Después de haber envejecido.
Eso sí sería un nuevo sol.